Para suprimir cualquier parte de una planta debemos tener una finalidad clara de seguridad, estética, productividad o salud, y acordarnos que siempre es mejor no podar que hacer una mala poda.
Hay que saber que se puede realizar una poda en cualquier época del año, pero lo mejor es respetar el ciclo vital de la planta, no las haremos ni en primavera con su brotación ni en otoño con la bajada de savia.
En cuanto a los árboles, las podas moderadas son aquellas en las que les damos pequeños retoques. Se realizan en época estival, cuando está en verde, y sirven para darle forma, suprimir ramas bajas o excesivamente altas.
Las podas más fuertes son las que se hacen en época invernal, con la savia parada, suelen ser muy severas y reiteradas, en las que el árbol puede llegar a sufrir bastantes daños ocasionados por las heridas formadas. Las reservas de la planta disminuyen inmediatamente, ya que son utilizadas para cerrar las heridas abiertas por la poda, que hasta que no se cierran no deja de perder agua por ellas. Además, se vuelven vulnerables a las agresiones bióticas, produciendo enfermedades y derivando en pudriciones, peligrando la estabilidad.
Muchas personas creen que cuanto más se poda un árbol, mejor crecerá y en realidad es todo lo contrario, cuanto más lo podemos, más lo envejeceremos puesto que le estamos acortando la vida. Desde aquí, queremos expresar nuestra postura en contra de la mutilación de especies arbóreas, ya sea mediante terciados (cortar, hasta dejar 1/3 de su longitud) o desmochados (cortar las ramas a ras del tronco). Siempre intentamos buscar una alternativa para no llegar a esos puntos de “no retorno”, en los cuales, un cachito de nosotros se va junto a esas ramas.